Carlos Torres es graduado en Ingeniería Técnica en Informática de Gestión en la Escuela Superior Politécnica de TecnoCampus (2011) y es miembro del Consejo Alumni como representante en el ámbito de Ingeniería Informática. Pero Torres no sólo es ingeniero, sino que también es un emprendedor. Creó su primera empresa, Vezico, en TecnoCampus y también es uno de los fundadores de Intowin, especializada en proyectos software de transformación digital en el ámbito de la hostelería. Actualmente es el director de operaciones (Chief Operating Officer o CCO) y por lo tanto, responsable de tecnología y operaciones para proyectos de grandes cuentas y su producto propio, un asistente virtual por cocinas para la restauración organizada.

Como director de operaciones en Intowin, ¿Cómo es tu día a día?
Uno de mis principales objetivos es asegurar que cumplimos eficientemente todas las operaciones con unos estándares de calidad. Esto se traduce en una serie de tareas que realizo diariamente como por ejemplo participar en las Daily Scrum (reuniones diarias de seguimiento) con los equipo de desarrollo de proyectos, resolver bloqueos a nivel de recursos, gestionar cambios de requerimientos en proyectos con clientes, definir roadmaps de desarrollos futuros o asegurar el cumplimiento de los proyectos. Disfruto mucho tratando de identificar mejoras operativas que ayuden a innovar tanto nuestro software y de incorporar nuevas metodologías que nos permitan funcionar de una manera más ágil y eficiente.

Como empresario, ¿Cuáles consideras que son los grandes retos de las empresas a la hora de captar talento?
Uno de los principales retos que tenemos las empresas es crear un ecosistema que permita y facilite a los ingenieros formarse continuamente, especializarse y afrontar nuevos retos. Por eso, creo que es necesario ofrecer una propuesta atractiva que incluya un plan de carrera para desarrollarse como profesional, crecer en cuanto a responsabilidades y acceder a formaciones y especializaciones. Como parte de un entorno social, las empresas también tenemos que luchar para dar oportunidades a que jóvenes reciente titulados y sin experiencia puedan introducirse en el mercado laboral. Nuestra experiencia nos ha demostrado que hay muchos ingenieros inquietos y con ganas de crecer en un mundo que requiere actualizarse constantemente.

Te graduaste en Ingeniería Técnica en Informática de Gestión el 2011 pero gran parte de tu trayectoria profesional también ha estado vinculada al emprendimiento. ¿Qué has aprendido de los dos ámbitos? 
Creo que son dos ámbitos que se complementan. En un mundo tan digitalizado como en el que vivimos, un grado en informática te da los herramientas necesarias para crear soluciones, pero no deja de ser una formación técnica. En este sentido, las habilidades emprendedoras me han enseñado a orientar estos conocimientos técnicos para crear un producto que sea una solución útil y viable en el mercado. Y aquí intervienen otras competencias y habilidades, como saber escuchar los usuarios o saber comunicar tu producto o servicio. Hoy en día, si tienes capacidades técnicas y una visión emprendedora, las posibilidades profesionales son inmensas.

De hecho, el 2013 fundaste la empresa Veziko, ubicada en el parque empresarial del TecnoCampus. ¿Por qué decidiste instalarte aquí?
Como estudiante viví el nacimiento de TecnoCampus (2010) en el último año del grado y como empezaba a crecer la comunidad de estudiantes y también la empresarial. Al finalizar los estudios, tenía muchas ganas de seguir vinculado a TecnoCampus por el entorno colaborativo que se estaba creando y por todo aquello que la universidad nos había aportado.

Siguiendo con tu experiencia como estudiante y emprendedor en TecnoCampus, ¿Cómo valorarías la conexión que se establece entre el ámbito académico y empresarial siguiendo modelos como el de TecnoCampus?
Considero que son modelos contemporáneos que responden mejor a las necesidades actuales. Es imprescindible acercar el ámbito académico con las necesidades del mercado laboral y reducir la brecha que existe ya el impacto afecta en todo el ecosistema: las universidades formaran mejores profesionales, los estudiantes estaran más preparados y las empresas incorporaran más talento. Además, la visión emprendedora que ofrece modelos como TecnoCampus ayuda a ampliar las oportunidades laborales de los estudiantes y graduados y ofrece referentes a aquellas personas que buscan iniciar su propio negocio.

Como fundador de dos empresas, Veziko y Intowin, la experiencia es un grado. ¿Qué consejo darías a los jóvenes estudiantes que se plantean emprender un propio proyecto?
No hay ninguna fórmula que garantice que un proyecto funcionará, pero sí considero que hay aspectos claves que hay que tener en cuenta. En primer lugar, céntrate en resolver un problema real de alguien. Consigue un primer cliente, trabaja con él y consigue que esté satisfecho con tu producto o servicio. De nada sirve teorizar e invertir al desarrollar un producto desde una oficina si no hablas estás en contacto con el mercado. En segundo lugar, es esencial diferenciarse y buscar la manera de ofrecer una ventaja competitiva. Ser diferente te abre puertas y hace que tu mensaje se escuche. Finalmente, se tiene que ser perseverante. A veces un negocio puede no funcionar simplemente porque requiere tiempo. En este sentido, se tiene que cultivar la resiliencia para superar situaciones adversas y ser capaz de adaptarse positivamente a ellas.

Teniendo en cuenta el aumento de la demanda de profesionales en el ámbito técnico por parte de las empresas, y especialmente en ingeniería informática, ¿Crees que la tendencia se revertirá?
La demanda de ingenieros informáticos seguirá creciendo y cada vez se buscará perfiles más especializados en ámbitos como movilidad, big data, seguridad informática o inteligencia artificial. Para poder cubrir este gap es necesario que empresas y universidades trabajen conjuntamente en dos líneas: despertar el interés de los más jóvenes por las ingenierías y formar ingenieros preparados para el mundo laboral actual. Sin ningún tipo de duda, optar por una ingeniería informática es una apuesta segura para un futuro profesional con muchas oportunidades.

Nos leen muchos Alumni que están haciendo sus primeros pasos en el mundo laboral. ¿Qué consejo los darías para empezar con buen pie esta nueva etapa?
Empezar una etapa laboral no exime de cerrar una etapa formativa. Considero que la formación sigue siendo clave para aspirar a crecer en nuestro futuro profesional a corto y largo plazo. Al finalizar un grado, posiblemente ya tengamos más claro hacia donde especializarnos. Por otro lado, no únicamente nos tenemos que centrar en mejorar las capacidades técnicas, sino también al mejorar nuestras soft skills transversales. Cada vez más las empresas valoran estas competencias y dentro del entorno laboral es igualmente de importante hacer bien el nuestro trabajo como saber trabajar en equipo, ser empático, saber comunicar y dar feedback, orientarnos hacia el cliente, etc. También considero relevando que un mismo tenga claras las expectativas y priorice aquellas oportunidades laborales que realmente le permitan desarrollarse en su sector.

Actualmente formas parte del Consejo Alumni como representante en el ámbito de la Ingeniería Informática, una manera de seguir vinculado en la universidad. ¿Es importante seguir en contacto?
¡Y tanto! Como alumni la universidad todavía te puede aportar muchas cosas, como facilitarte la transición hacia el mundo laboral, seguir creciendo como profesional con formación continúa o mantener el contacto con toda la comunidad universitaria y el talento más joven. La universidad es un vínculo que mantendremos toda nuestra vida. Como representante en el ámbito de la ingeniería informática, me siento muy agradecido por mi etapa como estudiante al Tecnocampus y es una forma de aportar mi grano de arena y contribuir a que este entorno siga creciendo y mejorando. 


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